La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la práctica legal en múltiples aspectos. Desde la automatización de tareas repetitivas hasta el análisis de grandes volúmenes de datos legales, la IA mejora la eficiencia y la precisión en la toma de decisiones legales. Además, las herramientas de IA pueden identificar patrones en documentos legales, facilitando la investigación y la redacción de contratos. Asimismo, la IA permite la predicción de resultados legales y el desarrollo de estrategias más efectivas para abogados y clientes.
Los sistemas de IA pueden detectar cláusulas lesivas y problemáticas, así como riesgos y discrepancias, lo que permite reducir tiempo y errores. Tecnologías como el Chat GPT pueden generar acuerdos y contratos en cortos plazos; sin embargo, es necesario un ojo experto y acucioso que conozca las necesidades reales del cliente y del caso particular.
Los chatbots adquieren relevancia cuando se trata de absolver dudas de los clientes internos en temas de poca complejidad, una asesoría legal básica, o la respuesta a preguntas frecuentes.
La IA puede asumir tareas repetitivas y de baja complejidad como la revisión de formatos, generar modelos de documentos u otros que liberan al abogado para concentrarse actividades más estratégicas del negocio.
Se puede utilizar la IA para revisar conflictos de baja complejidad y proporcionar opciones de solución ofreciendo enfoques imparciales basados en datos. Esto permite identificar patrones, modelando posibles escenarios y automatizando procedimientos, lo que brindaría predictibilidad a las decisiones.